En este artículo vamos a comentar diferentes formas de financiación para las empresas con el objetivo de que las tengáis siempre presentes en vuestro día a día, hablaremos de sus ventajas e inconvenientes, de sus virtudes y sus defectos y para empezar lo primero que haremos será diferenciar entre lo que es una financiación a largo plazo (mayor a un año y que suele ser para financiar bienes de inmovilizado, como vehículos o maquinaria) y una financiación a corto plazo (menor a un año y que suele ser para financiar circulante, como existencias o clientes).

Las diferentes formas de financiación para las empresas
Entre la financiación más utilizada por las empresas a corto plazo encontramos las pólizas de crédito, que son un monto de crédito que la entidad de crédito nos concede para que cubramos las pequeñas diferencias entre el cobro y el pago de la operativa habitual de la empresa, suelen ser tipo “revolving”, es decir, que lo que se amortiza del principal se puede volver a disponer, pero a los bancos no les suele gustar que estén siempre utilizadas al máximo (porque para eso te obligan a que pidas un préstamo) ellos prefieren que se vayan cubriendo casi del todo, mes a mes, y que, si es menester, pues que volvamos a disponer de ella durante el mes y así reiteradamente; tienen un tipo de interés bastante alto, que ha sido pactado por las partes y, en el caso de no dispongas de ese crédito porque no lo necesitases, entonces te penalizarían con una comisión por no disposición. No saben nada…

Otra fórmula de financiación a corto plazo son las líneas de descuento de letras o pagarés, mediante ellas la empresa se ahorra el tener que esperar al vencimiento del título y puede disponer del importe del mismo, al momento, una vez descontado un tanto por ciento en función del tiempo que falte para su vencimiento ( a mayor tiempo, más intereses de descuento) también hay una comisión por devolución que te la cobrarían si el pagaré hubiera sido devuelto por el que lo emitió, como se ve, de nuevo aquí: la banca siempre gana.

A corto plazo también existen las conocidas tarjetas de crédito de empresa (no las Black Credit Card de Caja Madrid, esas no, las normales), pero yo no las recomiendo como forma de financiación porque son carísimas y además el plazo de devolución es bastante corto: meses; solo son recomendables para centralizar determinados gastos del personal como dietas, desplazamientos, locomoción, gasolina, etcétera. Al finalizar el mes, la entidad de crédito cobrará todo lo gastado más los intereses y comisiones. También existe la opción de poder aplazar dicho importe para pasar a pagarlo en varios meses, pero eso conlleva más gastos adicionales y, como decimos, suele salir por un ojo de la cara.

Para temas de inmovilizado, tales como vehículos comerciales, maquinaria, hardware o incluso programas informáticos caros, se suele recurrir al leasing o arrendamiento financiero, que consiste en una fórmula de financiación mediante por la cual se constituye una especie de contrato de préstamo (contrato de leasing) que obligará a la empresa a pagar unas cuotas mensuales, con sus correspondientes intereses, y que le permitirán hacer uso del bien, pero sin ser el propietario del mismo. Al finalizar el plazo de dicho contrato, la empresa gozará de la posibilidad de pagar un valor residual, definido previamente en el contrato, y así poder hacerse con la propiedad total del bien objeto del contrato de leasing. Esta fórmula de financiación tiene la desventaja que aparece en el balance, concretamente en el pasivo, como una deuda, y en el activo, como un derecho, y eso, como deja rastro,puede poner en dificultades a la empresa a la hora de querer conseguir más financiación por otro lado.

Otra fórmula muy utilizada para financiar vehículos o maquinaria de oficina, por ejemplo, es el Renting, que consiste en un contrato con el que te dejan disponer del bien a cambio del pago de una cuota mensual que suele incluir seguro, reparaciones, impuestos y revisiones. Es muy cómodo, porque pagas como un alquiler y puedes disponer del bien y luego devolverlo tras la finalización del tiempo acordado; además el bien no sale en el activo del balance, ni en el pasivo, ya que no es una deuda sino que es un gasto puro que va directo al debe de nuestra cuenta de explotación. Por eso el Renting es ideal para aquellas empresas que tienen grandes beneficios y que desean pagar menos en el Impuesto de Sociedades. No obstante, hay que tener mucho cuidado con los kilómetros totales que se pactan en el contrato, porque si te pasas, te clavan unas comisiones que te caes de espalda.

Para el circulante, muchas empresas utilizan el Confirming y el Factoring, ambas son dos formas de financiación que se parecen en que con ambas consigues adelantar los plazos, de pago y de cobro, del futuro al presente. Mediante elConfirming el proveedor podrá pedirle a la entidad financiera que le adelante el pago, previo descuento de unos intereses que irán en función del tiempo en que se adelante ese cobro desde su vencimiento original y en cuanto al Factoring, lo que hace la entidad de crédito es hacerse cargo del cobro de tu cartera de clientes adelantándote el dinero sin tener que estar esperando al vencimiento de la factura- Evidentemente, cuanto más tiempo te lo adelanten, más importe te cobrarán en concepto de intereses y, en ambos casos, si hay devolución, la empresa financiera te cargará el importe principal del título devuelto más los correspondientes gastos de devolución, de nuevo, la banca siempre gana.

Luego tenemos los préstamos de toda la vida, que pueden ser para financiar un bien en concreto o para un proyecto nuevo o para lo que sea, para ello te suelen pedir la biblia en verso más garantías reales de todo tipo, también personales (del administrador) sino, olvídate; hay organismos como el ICO que te facilitarán algo la posible concesión del mismo, pero como este tipo de préstamos lo gestionan los bancos tradicionales, al final te van a ametrallar a estudios, igual que si fuera a ellos mismos a quien se lo pidieras, e incluso, los muy pillos, si te ven buen cliente, hasta te van a ofrecer uno de sus préstamos a mejor interés. El plazo de devolución no suele ser excesivamente largo, máximo 5 u 8 años, y el importe tampoco suele ser muy alto, desde 10.000 a 60,000€ como máximo. Para todo lo que pase de aquí, ya te van a pedirfinanciación hipotecaria y ya será el bien o el inmueble a financiar quien avalará el crédito, además de los administradores. Aquí los importes ya no tienen límite, todo dependerá, pueden ser de cientos de miles y de hasta incluso de millones de euros, todo irá en función de la solvencia de la empresa y de la magnitud del proyecto a financiar.

Por último comentar que en la actualidad están naciendo unas modernas formas alternativas de financiación que se están haciendo muy famosas y que son conocidas como micromecenazgo o financiación masiva. El Crowdlending es una de las más importantes y consiste en que un gran número de inversionistas, con disponibilidad de dinero para invertir, están interesados en prestárselo a una empresa que quiera iniciar un proyecto empresarial o acometer una ampliación del negocio (comprando unas nuevas instalaciones o maquinaria nueva, por ejemplo) para ello la empresa de Crowdlending elaborará un estudio de la empresa solicitante y cuando certifique su solvencia la dará de alta en su plataforma online y allí será en donde los inversores podrán aportar sus cantidades hasta cubrir el 100% del préstamo; luego ya será la empresa de Crowdlending la que se encargará de todo lo demás: de transferirle el préstamo, de los contratos, de cobrar las cuotas y hasta de su recobro, en caso de impago.

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